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El rol de las cocinas tradicionales

La cocina tradicional es un hecho cultural, una tradición viva que se transmite entre generaciones. Son conocimientos, prácticas y tradiciones cotidianas que se recrean constantemente, de manera presencial, por la experiencia y mediante la comunicación oral. La cultura culinaria está imbricada en la memoria colectiva y, no obstante estar nutrida de saberes y prácticas que vienen del pasado, la cocina siempre está resignificando este legado, actualizándose con la adopción de nuevos ingredientes, técnicas y sabores.

 

La relación entre tradiciones culinarias y su práctica le imprime una dinámica particular a las cocinas tradicionales, y se constituye en un medio de expresión de la creatividad y del ingenio de las comunidades y las personas.

 

Fuente: Ministerio de Cultura. (2012). La política para el conocimiento, salvaguardia y el fomento de la alimentación y las cocinas tradicionales de Colombia. MinCultura.

La comunidad de El Salado, Bolívar, cuenta con una fuerte tradición culinaria en torno a la carne de monte, dulces, sancochos y guisos. Las cocinas son el espacio de encuentro de la tradición oral. En ellas, se reactivan diálogos, se realizan intercambios y se conversa del día a día. 


Hoy las cocinas de El Salado se establecen como formas de resistencia, identidad, memoria e integración cultural. Antes violentamente enmudecidas, a través de esas cocinas se abren paso los relatos, las memorias y el conocimiento asociado a la cocina tradicional. Los elementos anteriores corren el riesgo de perderse ante el desconocimiento de las cocinas como territorios habitados, del ejercicio social de los cocineros y cocineras,  del saber ancestral que rodea los fogones y hornillas, de su empleo social dentro de la comunidad, de el poder vinculante del fogón, de su naturaleza cohesionadora al interior de los territorios y de los sabores con identidad.

En las comunidades afectadas por la guerra, las cocinas tradicionales se convierten en más que simples lugares de preparación de alimentos. Son espacios cargados de significado, donde se tejen vínculos sociales, se comparten historias y se construye la paz desde la base.

 

Estas cocinas no solo alimentan el cuerpo, sino que nutren los procesos de recosntrucción del tejido social que la violencia ha desgarrado. Son lugares de encuentro donde se comparten saberes, se fortalecen lazos comunitarios y se fomenta la solidaridad entre vecinos. En medio de la adversidad, las cocinas tradicionales se erigen como símbolos de resistencia y esperanza, demostrando que la comida puede ser un poderoso instrumento para sanar heridas y construir una cultura de paz desde lo local.

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